Culpemos al frío,
a los Beatles,
a la quinta copa de vino
de amalgamar nuestros demonios.
O mejor digamos nada,
no excusemos lo que no hay,
lo que nadie sabe,
lo que ya se olvido.
Aunque lo volvería intentar,
me soltaría el pelo
para verte venir sigiloso,
y sin querer queriendo
desnudarte de tu armadura
para disfrutar el momento,
porque perderse contigo
no tiene pena.
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